¿Y por qué no juzgáis por voso-
tros mismos lo que es justo?
Cuando vayas al magistrado con tu
adversario, procura en el camino arre-
glarte con él, no sea que te arrastre al
juez, y el juez te entregue al alguacil, y
el alguacil te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí, hasta
que hayas pagado aun la última blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario